Formosa y la caída del sistema educativo: del abandono presupuestario al adoctrinamiento partidario"
La educación pública formoseña se hunde entre la desinversión, el clientelismo político, el populismo y la degradación institucional.
Formosa: la escuela pública tomada por el clientelismo y la propaganda del Modelo Formoseño
El periodista Leo Fernández Acosta no se equivocó al afirmar que "Formosa vive una década de retroceso en la inversión educativa y caída en la prioridad presupuestaria", pero se quedó corto. Porque la crisis educativa formoseña no se reduce a un problema de números, sino a algo mucho más profundo: la destrucción sistemática de la calidad educativa bajo el peso del adoctrinamiento, el clientelismo y la manipulación política de las instituciones escolares.
La educación como instrumento de propaganda
El deterioro del sistema educativo no solo se mide en estadísticas. Se palpa en la cotidianeidad de las aulas, donde el Modelo Formoseño convirtió a las escuelas públicas en escenarios de propaganda partidaria. Funcionarios, punteros y candidatos del oficialismo ingresan libremente a los establecimientos para realizar actos políticos, repartir folletos y posar para las fotos bajo el escudo provincial.
El caso más reciente —y vergonzoso— es el de los concejales gildistas "La Petú" Argañaraz y Marcelo Sosa, este último acusado de abuso y violencia de género, quienes entregaron certificados de fin de curso en colegios públicos firmados por ellos mismos. Un hecho que representa una afrenta no solo al sistema educativo, sino también a la dignidad de toda la comunidad formoseña.
¿Es ese el nivel de la "mejor educación del país" que el relato oficial se empeña en vender? Un sistema donde personas sin formación pedagógica, sin mérito académico y con antecedentes judiciales participan en ceremonias escolares manipuladas como actos de propaganda.
El retroceso presupuestario: una década perdida
En ese contexto de manipulación política, cobra mayor relevancia el informe citado por Fernández Acosta: "Financiamiento provincial: análisis del presente en perspectiva de la última década", elaborado por Argentinos por la Educación junto al IERAL de la Fundación Mediterránea.
El estudio confirma que Formosa integra el grupo de 19 jurisdicciones donde la inversión educativa en 2024 fue menor que en 2014, lo que refleja un deterioro sostenido en la prioridad presupuestaria. Entre 2023 y 2024, el recorte provincial agravó la crisis: los salarios docentes perdieron poder adquisitivo y la caída del gasto afectó infraestructura, equipamiento y materiales pedagógicos.
El 90% del gasto educativo provincial se destina a salarios, dejando apenas un margen para inversión real. Pero incluso esos sueldos, según el informe, se redujeron en términos reales por debajo de los niveles de hace una década. En la región NEA, solo Chaco logró sostener un crecimiento moderado, mientras que Formosa, Corrientes y Misiones mostraron un deterioro más pronunciado.
La eliminación del Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID) terminó de agravar las desigualdades, golpeando especialmente a provincias con baja capacidad fiscal como Formosa. El resultado: los docentes peor pagos del país, escuelas sin recursos y alumnos sin oportunidades.
Del aula al adoctrinamiento
La educación formoseña, que debería ser el espacio por excelencia del pensamiento crítico, se transformó en un dispositivo de control político. Los actos escolares se tiñen de consignas partidarias, los docentes son presionados para replicar el discurso oficial y los alumnos crecen en un ambiente donde cuestionar equivale a desafiar al poder.
El llamado "Modelo Formoseño", en nombre del progreso, ha degradado la educación pública a niveles alarmantes. Hoy las escuelas, en lugar de ser motores de libertad y conocimiento, se ven sometidas al clientelismo, la obediencia y el miedo.
Una afrenta a la sociedad
La imagen de concejales cuestionados entregando certificados en instituciones educativas no es un hecho aislado: es el síntoma más visible de un sistema corrompido. Un sistema donde la educación dejó de ser prioridad para convertirse en una herramienta de manipulación social.
Formosa no solo necesita más inversión educativa: necesita recuperar la dignidad de la educación misma. Que las escuelas vuelvan a ser espacios de pensamiento libre, no de sometimiento político. Que los docentes sean reconocidos por su labor y no usados como piezas de propaganda.
La verdadera educación no adoctrina, libera. Y en Formosa, la libertad en las aulas sigue siendo una materia pendiente.